28.7.05

Como en "La foto salió movida" en Ciudad Real el Quijote se ha desplazado de golpe, inventando un puzzle cuyas piezas encajan en dos soluciones, quizá más (así el problema clásico de Pierre Menard). Don Quijote es múltiple, uno dice llamarse Rafael Álvarez, otro, Tadayoshi Sakakibara, habla japonés. Los subtítulos son una maniobra genial del Aparato de Cultura para aumentar el porcentaje de individuos que han leído en vacaciones. Las ventas se han convertido en castillos, sus puertas no son de granito, sino de caliza y piedra volcánica. Los caballeros pertenecen a la orden de Qal'at Rabat. Al cura le ha dado por coleccionar bichos con gran esmero, aburrido de tanta teosofía. No hay molinos, sino gigantes volcanes por doquier. Fósiles y cinabrio, bombas de lava y árboles petrificados, ya apuntaba interés científico Don Quijote cuando bajó a la Cueva de Montesinos.
Kafka: "Sancho Panza, que por lo demás nunca se jactó de ello, logró, con el correr de los años, mediante la composición de una cantidad de novelas de caballería y de bandoleros, en horas del atardecer y de la noche, apartar a tal punto de sí a su demonio, al que luego dio el nombre de don Quijote, que éste se lanzó irrefrenablemente a las más locas aventuras; las cuales, empero, por falta de un objeto predeterminado, y que precisamente hubiera debido ser Sancho Panza, no dañaron a nadie. Sancho Panza, hombre libre, siguió impasible, quizás en razón de cierto sentido de la responsabilidad, a don Quijote en sus andanzas, alcanzando con ello un grande y útil esparcimiento hasta su fin."

22.7.05

Siempre he creído que se le da excesiva importancia a las piedras viejas, o sea, que creemos más valiosa la historia humana que la natural.
La gente bien de Cáceres reniega del Womad porque la peña mea en la ciudad vieja, ¡sacrilegio!, mientras que yo he visto a una señora con tacones (¿cómo habría llegado allí?) apagar una colilla en el Castaño el Abuelo, del que hoy, día aciago, dicen las noticias (que no quiero creer porque los chismes corren más rápido que el fuego y él ya ha sufrido muchos incendios e incluso su interior ha servido de chimenea de pastores) que lo han quemado. Quizá sea tan sensible a la desaparición de un bosque, de un árbol, como Ideafix (eso me pasa por leer tantos tebeos de chico), pero aunque no me gustaría que despareciese el casco antiguo de Cáceres o el Puente de Alcántara, soy consciente de que estos últimos los ha hecho el hombre y él mismo sería capaz de volverlos a construir. El Puente de Alcántara, sin ir más lejos, fue semidestruido durante la Guerra de la Independencia, y ahí sigue, flamante y resistente al tráfico. Un bosque no volveremos a hacerlo aparecer porque siempre llegará un camión de hormigón antes, porque los camiones de hormigón están acechando tras cualquier esquina, esperando el momento en que no estemos atentos para hacer un poco más plano el mundo, un par de autovías por aquí, un Ave por allá, un restaurante con hotelito cuatro estrellas para que la señora de los tacones pueda llegar, comer, mear y dormir mientras su marido caza perdices de plástico en eucaliptales de plástico, y por la noche se puedan tomar una copita de plástico viendo la televisión del bar del hotel.
Un bosque no volveremos a verlo aparecer porque una vez haya llegado el camión de hormigón, la grandiosa obra de ingeniería que viene detrás pertenece al patrimonio del hombre y eso es intocable. Aunque siempre quedará un artista que sea capaz de llamar bosque a ésto:

13.7.05














¿Es posible realizar una obra de arte sin ser artista? Otro detective salvaje, Calouste Gulbenkian, fue un coleccionista sin prejuicios que consiguió reunir obras de todas las épocas y de todos los estilos merced a una labor de hormiguita de exquisito gusto. ¿Cómo si no explicar que ése sarcófaco para gatos, de delicada composición, realizado hace más de 2500 años, el inquietante retrato en rojo de una joven de 1485, una escultura tristísima de un niño llorando ante la primera visión de la muerte escenificada en blanco o la más que estimulante obra de Guardi consigan compartir espacio con armonía?

La colección atrapa al visitante que quiera dejarse de forma violenta: es una muestra de lo que puede hacerse en la vida sin realmente hacer nada. Obra de arte realizada a través de obras de arte, muchas de las cuales adquieren importancia por haber conseguido atrapar la interesada mirada de Gulbenkian durante un eterno instante, como esas pequeños poemas de vidrio de Lalique, cuya fama ha ganado gracias a la eficaz visión del coleccionista.
Leer el comentario de la obra de la fotografía ayuda a comprender las miradas de la colección.