20.7.06

Otro poeta salvaje, Robert Graves, en "Adios a todo eso", autobiografía traducida por Sergio Pitol: "A mis pies yacía la gorra del soldado, mezclada con sus sesos. Nunca había visto un cerebro humano. De alguna manera lo había asociado siempre con un concepto poético".
En la exquisita página Lucernario puede encontrarse "De la diosa", un breve artículo sobre la relación de Graves con las musas.
De "La diosa blanca" (RG):
'¿Cuál es la utilidad o la función de la poesía en la actualidad?’ es una pregunta no menos acerba porque la hagan con insolencia tantos estúpidos o la respondan con apologías tantos tontos. La función de la poesía es la invocación religiosa de la Musa; su utilidad es la mezcla de exaltación y de horror que su presencia suscita. ¿Pero ‘en la actualidad’? La función y la utilidad siguen siendo las mismas; sólo la aplicación ha cambiado. Esta era en un tiempo una advertencia al hombre de que debía mantenerse en armonía con la familia de criaturas vivientes entre las cuales había nacido, mediante la obediencia a los deseos del ama de casa; ahora es un recordatorio de que no ha tenido en cuenta la advertencia, ha trastornado la casa con sus caprichosos experimentos en la filosofía, la ciencia y la industria, y se ha arruinado a sí mismo y a su familia. La ‘actual’ es una civilización en la que son deshonrados los principales emblemas de la poesía. En la que la serpiente, el león y el águila corresponden a la carpa de circo; el buey, el salmón y el jabalí a la fábrica y al aserradero. En la que la Luna es menospreciada como un apagado satélite de la Tierra y la mujer es considerada como ‘personal auxiliar del Estado’. En la que el dinero puede comprar casi todo menos la verdad y a casi todos menos al poeta poseído por la verdad.'